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Pintar es una afición para muchísima gente, un desarrollo genial de sus personalidades. Una forma de expresión y de realización. Un placer y una experiencia.
Pero para otra gente es un trabajo, una necesidad, un deseo demasiado fuerte.

Mucha gente en este mundo desaría poder vivir del arte, pues la pintura como afición es un placer, reconfortante. Si además se venden las obras, una gran felicidad.

Pero para evitar que tanta gente se dedique al arte la sociedad tiene sus sistema competitivo, de descarte de talentos y por lo tanto, vivir del arte, es una de las profesiones más difíciles, camuflada de comercio puro y duro, manipulada y sometida a la voluntad de galerías y comerciantes.

Efectivamente, mucha gente que desearía dedicarse a pintar bellas imágenes, descarta esta profesión por lo «imposible». Muchos guardan la pintura como una afición que les aporta una dieta ligera de felicidad.

Otros pintan lo que les pinden y así siguen con los pinceles, desarrollando la técnica y viviendo de ello. Pero no tienen libertad.

Y otros, como yo, trabajamos en otras cosas e intentamos trabajar en esto solo cuando tenemos tiempo libre.


Pero mantener la afición de pintar en un nivel superficial, en un estado de poca importancia, es sin embargo, una parálisis para el artista. Quien ama el arte de verdad no puede dejar de pensar en él. Cuando pintar es una necesidad expresiva las horas limitadas son unas manos atadas, unos pinceles con pintura seca y una idea que se desvanece.
En tan duras circunstancias se hace preciso ver nuestra realidad. ¿Realmente queremos pintar y por qué?

¿Qué motivos son lo suficientemente fuerte para que no decaiga el ánimo y poder luchar contra la técnica, contra las distracciones, contra las críticas y los errores?

¿Y para que nos va a servir?

Es el momento de mirar hacia el interior y llegar directamente al tema.

Si, quiero pintar. Mi objetivo artístico es fuerte y me satisface. Con él me siento en equilibrio y desarrollándolo puedo crecer.

La pintura cumple ahora el desafío de expresarlo, de contagiarlo y que el resto de gente tenga la misma motivación.

Como dije en el tema anterior, en los objetivos de Gauguin, el objetivo/motivo de vida y el objetivo/motivo del arte son el mismo en un artista. Deben serlo para que la obra sea auténtica y exprese la verdad del artista.

De todos los objetivos artísticos que he encontrado en otros artistas, el de pintar lo valioso, lo que tiene valor en la vida, o quizás lo que amo, y el objetivo de comprender, son los dos que más me motivan. ¿Por qué estos dos objetivos? Porque son las cosas valiosas las que debemos reservar, y la imagen estática tiene una capacidad maravillosa para atrapar estas cosas y guardarlas. En un cuadro no solo hay pintura, dibujo, formas y objetos. En el mundo de la pintura se encuentra nuestro mundo, nuestra vida y nuestro peculiar momento vivido. Y el objetivo de comprender, es el de ampliar nuestra visión, llegar a ver más cosas valiosas e incluso crear nuevas a partir de ellas.

Quizás el arte hoy en dia sea una repetición del arte del pasado. Quizás estamos en un eterno retorno. Pero creo que el presente es nuestro. Pintemos algo bello para celebrarlo.

*Pintura de arriba «Autorretrato con la guitarra».

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