Uno de mis temas preferidos, la pintura de mujeres, ha sido tratado por un pintor bastante especial, Rafael o Raffaello Sanzio. En contraste con Miguel Ángel, un pintor de carácter amable y muy trabajador.
Cuando estudié historia del arte y a Miguel Ángel y Rafael, el primero gana en simpatía porque sus pinturas son más rebeldes, e incluso, después de tanto tiempo, se ven modernas hoy en día, pues el trabajo del cuerpo humano y la calidad de sus figuras sirve muy bien para el espectador contemporáneo y se disfruta. En contraste con las obras religiosas de Rafael, que sin duda debió de ser muy obediente con sus clientes, lo que por una parte le hizo rico y por otra tiene una gran cantidad de obra que a mi gusto es demasiado de su época, aburridos cuadros religiosos.
Pero a pesar de su gran éxito en vida, este pintor murió muy joven. Se puede ver su vida en la Wikipedia.
El caso es que de toda la cantidad de obra que pintó este artista del renacimiento, las mujeres, especialmente las vírgenes, si son unas obras a destacar, que para mi no se quedan desfasadas ni antiguas, sino que son eternas por la belleza de las mujeres y la suave y dulce expresión que representó en ellas.
Influido seguramente por los maestros Leonardo Da Vinci y Botticelli, Rafael fue un gran continuador de los cuadros con bellas mujeres, rostros de niñas jóvenes, vírgenes y puras. No existe maldad ninguna en sus rostros, ni coquetería excesiva ni una pizca de dolor o vejez. Por eso son eternas, y sabio como él era, penetran en nuestra mente como un sueño que todos adoramos.
En memoria de un artista discreto, trabajador, que supo vivir de la pintura que le pidieron sus clientes y a la vez dejarnos algo de lo que en su corazón era capaz de albergar: la belleza de la inocencia.
VÍRGENES DE RAFAEL SANZIO
Virgen de la silla.
Virgen de la rosa.
Virgen del velo. (Madonna of Loreto o Madonna del Velo)
Virgen de las flores (Madonna of the pinks).
Más Madonnas de Rafael Sanzio en la Wikipedia Commons
